CUENTO EGIPCIO

  
Había una vez un faraón que se llamaba Alberturix. Al faraón le gustaban los gatos sin pelo que eran muy apreciados en el alto Nilo y en el bajo también. Una tarde paseando por los jardines de palacio con su buen amigo Openofix, éste le comentó:
-Estimado Faraón, tengo entendido que los ladrones más temidos del Mediterráneo han sido contratados por mercaderes Persas para hacerse con todas las camadas de gatos sin pelo que posée en este maravilloso jardín.

A lo que el Faraón le contesto:

-Infinitas gracias buen amigo por tu información, a partir de este momento serás uno de mis consejeros. 

Openofix se despidió del Faraón infinitamente agradecido y muy contento por llevar tan buenas noticias a su casa.

El Faraón Abenturix tomó medidas inmediatamente y ordenó que todos las camadas fuesen instaladas en sus propios aposentos, mientras él y su guardia dormirían en los pabellones reservados a las camadas. A las pocas lunas, una noche oscura, los famosos y temidos ladrones consiguieron entrar en las dependencias del palacio, durmiendo a los guardianes con dardos envenenados, al comprobar que no se hallaban los gatos por ningún lado
secuestraron al Faraón. Éste, al darse cuenta medio adormilado pedía auxilio, pero el veneno le impedía gritar fuerte. Sin embargo los preciados gatos sin pelo del Faraón con su finísimo oído se dieron cuenta de que algo malo le sucedía a su amado protector. Empezaron a maullar de tal forma que todo el mundo que vivía cerca del palacio, se despertó, incluido Openofix,  que sabiendo la amenaza que corrían los preciados gatos del Faraón alertó a la población y a la guardia que estaba de reserva y se juntó tanta gente que ningún ladrón pudo escapar. Al día siguiente se celebró una gran fiesta por haber tenido tanta fortuna y para dar gracias a los gatos que avisaron a todo el mundo del terrible destino del Faraón.
(La fiesta la pago Alberturix)          
   

 







                        Juan Romero Sandoval.
                         5º curso de primaria
   

2 comentarios:

  1. Anónimo20:28

    que chuloo el dibujo del gato sin pelo o lo que sea

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  2. Efectivamente, en el Antiguo Egipto, los gatos sin pelo eran muy apreciados. Muy bueno tu relato, Juan.

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