En el recreo llamó de un grito a Sara,Carlos y Juan, le dijo que tenía unos juegos muy divertidos. Carlos dijo
—No me interesa, me voy.
A Sara si le interesaba sus juegos, el decidió no decirle a nadie los juegos que había pensado él creía que se iban a reír de él .
Esa mañana le dijeron que iba a venir un nuevo compañero.
A la semana siguiente llegó el niño nuevo, que se llamaba Manuel. Por la mañana Alberto llegó muy temprano al colegio, se sentó en el banco del patio para repasar el examen de biología, entonces Manuel llegó, también se sentó en el banco donde estaba Alberto.
Tocó la sirena y los dos se pusieron en la fila, llegaron a clase de biología y se pusieron a
hacer el examen. A la hora de recreo, Alberto se acercó a Manuel y le dijo que si quería ser su amigo, Manuel era muy tímido y entonces se fue. A la mañana siguiente Alberto le volvió a preguntar que si quería ser su amigo, entonces Manuel dejó su timidez y le dijo que sí, quería ser su amigo. Alberto se quedó asombrado. Después del recreo volvieron a clase, y Alberto le dijo a Manuel que ya podrían ser amigos para toda la vida.
Pasaron los años y estaban en la universidad, los dos estudiaban para ser veterinarios, les encantaban los animales.
Una vez acabada la carrera, formaron un centro veterinario y también para adoptar animales abandonados. Cuando tenían 34 años Manuel se fue a Grecia para seguir trabajando, Alberto le iba a echar mucho de menos pero como él quería lo mejor para el le apoyó y fueron felices cada uno por su lado.
Daniel, Alejandra y Xenia.
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