LA
VERSION DE CAPERUCITA ROJA.
La
abuela de caperucita era pastelera, pero un día empezó ha quedarse
sin dulces porque un perro se lo estaba comiendo todo, hasta que hubo
un momento que se empezó a ir la gente del pueblo por miedo a que
les comiese a ellos. Caperucita quería tanto a su abuela que
contrató a un cazador detective para cazar a ese perro roba
pasteles.
El
primer día pusieron pasteles para atraerlo, pasaban las horas y el
perro no venía así que se fueron a comer, al volver fueron a buscar
en todas las cuevas que había en ese pequeño pueblo pero nada, el
perro no aparecía.
Al
día siguiente caperucita se unió a la búsqueda, ese día
encontraron pelo de zorro al lado de los pasteles pero los pasteles
seguían estando ahí. En coches diferentes fueron a diferentes
pueblos a ver si allí había pasado, pero no. Esa noche caperucita
se quedó en casa de su abuela a dormir, su abuela estaba muy
contenta, como todas las noches su abuela fue a jugar al parchís con
sus amigas y caperucita se quedo con su abuelo, a media noche
caperucita oyó un ruido, caperucita miró por la ventana y era su
abuelo que se iba. Caperucita se preguntaba por qué no les había
avisado, pero no le dio más importancia y se fue a dormir.
Al
día siguiente caperucita le contó lo que había visto esa noche
al detective, así que decidieron investigar al abuelo de
caperucita. Fueron a casa de los abuelos de caperucita y la
registraron entera. Por casualidad ese día el abuelo de caperucita
no estaba en casa.
Hartos
los detectives y caperucita hicieron una cacería sin que la abuela
se enterase porque se pondría nerviosa. La noche de la cacería se
repartieron los sitios, después de una hora vieron una cosa que se
movía a entre los arbustos pero era un ciervo, cuando bajaron la
armas salió el perro corriendo pero lo detuvieron con unas trampas,
en el segundo antes de que dispararan una voz salio del perro y dijo
nooo! Era la abuela que llevaba un disfraz de perro.
La
abuela confeso que había sido ella desde el primer momento. Lo hacía
porque quería jubilarse pero no quería que los de el pueblo
pensaran que estaba cansada de ellos, solo que lo del perro se le fue
de las manos.
Valentine
Senga Nganga Munuera
5º
Curso
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