DE VIAJE

 Amalia y Bea subieron al asiento trasero de su coche, sus padres iban muy animados charlando de sus cosas, mientras que Tor, el pequeño yorkshire, se había metido en su transportín y esperaba impaciente que el automóvil se pusiera en movimiento.
De repente Tor se puso muy nervioso y nos paramos en una gasolinera,
Tor salió corriendo y fueron a buscarlo; estaban muy preocupadas por él.
Pasaban las horas y no lo encontrábamos, se estaba haciendo de noche los padres decidieron dejar la búsqueda para el siguiente día.
Al día siguiente siguieron buscándolo, le preguntaron al hombre de la gasolinera que si lo había visto, y el hombre les dijo que no, y siguieron buscando, por fin encontraron a Tor pero tenía muchas heridas graves que le sangraban. Lo llevamos al veterinario, y la veterinaria preguntó que si sabían lo que le había pasado, y le dijeron que no.
La veterinaria les dijo que tardaría un tiempo en recuperarse, pasaron las horas. Estaban impacientes por volver a ver a Tor, cuando salieron del veterinario fueron todos corriendo hacia Tor todos dijeron que querían estrujarlo y espachurrarlo con abrazos y caricias, Bea dijo gritando: 
—¡No por favor, no hagáis eso!


Cuando salimos del veterinario, nos fuimos a casa y en el coche con Tor en su trasportín y todos los demás subidos en el coche, Amalia dijo que nunca hubieran podido imaginar que aquel viaje, que se les antojaba aburrido, hubiera sido la causa de tantas aventuras.

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