La niña estaba sola pero de repente vio a un animal animado. La señora preocupada por su hija se sentó en un banco. Ella al darse cuenta de que no podía vivir sin su hija, se quería tirar por un barranco.
Un vecino que iba por el camino la vio y la hizo entrar en razón. La niña quería salir de allí pero llegó a un sitio intransitable. La mujer le hizo caso al hombre y fue a buscar a su hija.
Al día siguiente la madre la encontró, se la llevo a casa y le puso su vestido con un volante.
La niña aprendió que no debía alejarse mucho de su madre.
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