Amalia y Bea subieron al asiento trasero de su coche, sus padres estaban muy animados charlando de sus cosas, mientras que Tor, el pequeño yorkshire, se había metido en su transportín y esperaba impaciente a que el automóvil se pusiera en movimiento.
Iban de viaje a Madrid. Las chicas ya estaban aburridas del viaje porque era un trayecto larguísimo. El coche paró en una gasolinera de la ciudad. Como el coche tenía una avería fueron a dar una vuelta por la ciudad.
Paseando por la ciudad, los padres dijeron:
-Id a comprar algo, a las 12:00 nos vemos en la plaza.
- ¡¡Vale papá!!
Las niñas iban paseando cuando dos extraños hombres de negro cogieron a Bea y dijeron:
-Dame el dinero o tu hermana o amiga, ¡¡o lo que sea, morirá!!
-Si jefe muy bien dicho- dijo el otro atracador.
- ¡¡No, por favor, no hagáis eso. Sería terrible.-Gritó la niña.
Y justo cuando Amalia le iba a dar el dinero a los atracadores, 50€ que tenían, el perro gruño y le mordió la mano. Bea se pudo liberar y vio a sus padres a lo lejos que venían corriendo.
Los atracadores salieron pitando pero la policía los pilló.
Las niñas se pusieron a salvo gracias al valor de Tor, el perro valiente, como lo nombró el alcalde después de ese acto de valentía.
Los padres, las niñas y Tor, volvieron al coche que ya estaba arreglado.
Nunca hubieran podido imaginar que aquel viaje, que se les antojaba aburrido, hubiera sido la causa de tantas aventuras.
FIN
Que wai nos ha quedado
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